jueves, 10 de marzo de 2011

Benedicto XVI presidió la imposición de cenizas

"La Cuaresma no debe ser un tiempo de tristeza, sino de conversión"

Las cenizas nos recuerdan nuestra condición de criaturas



Benedicto XVI presidió hoy en la colina romana del Aventino la procesión penitencial que abre el tiempo litúrgico de la Cuaresma y ofició la misa de las Cenizas, en la que dijo que la cuaresma no debe ser un tiempo de tristeza y que el mundo actual necesita convertirse.

"La opinión común es que la Cuaresma es un tiempo de tristeza, grisáceo. Sin embargo es un don precioso de Dios, un tiempo fuerte y denso de significados en el camino de la Iglesia hacia la Pascua", afirmó el pontífice ante varios miles de personas que asistieron al rito en la basílica de Santa Sabina.


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