jueves, 28 de febrero de 2013

SIMPLEMENTE, GRAZAS !!! 

miércoles, 27 de febrero de 2013

Ultima Audiencia General del Papa Benedicto XVI


Benedicto XVI ha celebrado hoy la última audiencia general de su pontificado. En la Plaza de San Pedro, abarrotada por decenas de miles de personas que querían saludarlo, el Pontífice, emocionado, ha dicho: “Gracias por haber venido en gran número a la última audiencia general de mi pontificado. Gracias, estoy verdaderamente conmovido. Y veo a la Iglesia viva. Pienso que tenemos que dar también las gracias al Creador por el buen tiempo que nos da, ahora, cuando todavía es invierno”. Ofrecemos a continuación el texto integral pronunciado por el Santo Padre:

 

Como el apóstol Pablo en el texto bíblico que hemos escuchado, yo también siento en mi corazón que ante todo tengo que dar gracias a Dios que guía a la Iglesia y la hace crecer, que siembra su Palabra y alimenta así la fe en su Pueblo. En este momento mi corazón se expande y abraza a la Iglesia extendida por todo el mundo, y doy gracias a Dios por las "noticias" que en estos años de ministerio petrino he recibido sobre la fe en el Señor Jesucristo, y sobre la caridad que circula realmente en el cuerpo de la Iglesia y hace que viva en el amor, y sobre la esperanza que nos abre y nos orienta hacia la plenitud de la vida, hacia la patria celestial.


Siento que os llevo a todos conmigo en la oración, en un presente que es de Dios, en el que recojo cada uno de los encuentros, cada uno de los viajes, cada visita pastoral. Todo y todos reunidos en oración para confiarlos al Señor, porque tenemos pleno conocimiento de su voluntad, en toda sabiduría e inteligencia espiritual, y por qué nos comportamos de una manera digna de Él y de su amor, llevando fruto en toda buena obra.

En este momento, dentro de mí hay mucha confianza, porque sé, porque todos sabemos que la palabra de verdad del Evangelio es la fuerza de la Iglesia, es su vida. El Evangelio purifica y renueva, da fruto, en todo lugar donde la comunidad de los creyentes lo escucha y recibe la gracia de Dios en la verdad y en la caridad. Esta es mi confianza, esta es mi alegría.

Cuando, el 19 de abril de hace casi ocho años, acepté asumir el ministerio petrino, tenía esta firme certeza que siempre me ha acompañado ,esta certeza de la vida de la Iglesia, de la Palabra de Dios. En aquel momento, como ya he dicho varias veces, las palabras que resonaban en mi corazón eran: Señor, ¿por qué me pides esto ? Y ¿que me pides? Es un gran peso el que colocas sobre mis hombros, pero si Tu me lo pides, con tu palabra, echaré las redes, seguro de que me guiarás, también con todas mis debilidades. Y ocho años después puedo decir que el Señor realmente me ha guiado, ha estado cerca de mí, he podido percibir su presencia todos los días. Ha sido un trozo de camino de la Iglesia, que ha tenido momentos de alegría y de luz, pero también momentos difíciles; me he sentido como San Pedro con los Apóstoles en la barca del lago de Galilea: el Señor nos ha dado muchos días de sol y de brisa ligera, días en que la pesca ha sido abundante; también ha habido momentos en que las aguas estaban agitadas y el viento contrario, como en toda la historia de la Iglesia, y el Señor parecía dormir. Pero siempre supe que en aquella barca estaba el Señor y siempre he sabido que la barca de la Iglesia no es mía, no es nuestra, sino que es suya. Y el Señor no deja que se hunda: es El quien conduce, ciertamente también a través de los hombres que ha elegido, porque así lo quiso. Esta ha sido una certeza que nada puede empañar. Y por eso hoy mi corazón está lleno de gratitud a Dios porque no ha dejado nunca que a su Iglesia entera y a mí, nos faltasen su consuelo, su luz, su amor.

Estamos en el Año de la fe, que he proclamado para fortalecer nuestra fe en Dios en un contexto que parece dejarlo cada vez más en segundo plano. Me gustaría invitar a todos a renovar la firme confianza en el Señor, a confiarnos como niños en los brazos de Dios, seguros de que esos brazos nos sostienen siempre y son lo que nos permiten caminar todos los días, también entre las fatigas. Me gustaría que cada uno se sintiera amado por ese Dios que ha dado a su Hijo por nosotros y nos ha mostrado su amor sin límites. Quisiera que cada uno de vosotros sintiera la alegría de ser cristiano. Hay una hermosa oración que se reza todas las mañanas y dice: "Te adoro, Dios mío, y te amo con todo mi corazón. Te doy gracias por haberme creado, hecho cristiano... " Sí, alegrémonos por el don de la fe; es el don más precioso, que ninguno puede quitarnos! Demos gracias al Señor por ello todos los días, con la oración y con una vida cristiana coherente. !Dios nos ama, pero espera que también nosotros lo amemos¡

Pero no es sólo a Dios, a quien quiero dar las gracias en este momento. Un Papa no está sólo en la guía de la barca de Pedro, aunque sea su principal responsabilidad, y yo no me he sentido nunca solo al llevar la alegría y el peso del ministerio petrino, el Señor me ha puesto al lado a tantas personas que, con generosidad y amor a Dios y a la Iglesia, me han ayudado y han estado cerca de mi. Ante todo. Vosotros, queridos hermanos cardenales: vuestra sabiduría y vuestros consejos, vuestra amistad han sido preciosos para mí. Mis colaboradores, empezando por mi Secretario de Estado, quien me ha acompañado fielmente en estos años; la Secretaría de Estado y toda la Curia Romana, así como a todos aquellos que, en diversos ámbitos, prestan su servicio a la Santa Sede: tantos rostros que no se muestran, que permanecen en la sombra, pero que en silencio, en su trabajo diario, con espíritu de fe y de humildad han sido para mí un apoyo seguro y confiable. Un recuerdo especial para la Iglesia de Roma, !mi diócesis! No puedo olvidar a los hermanos en el episcopado y en el sacerdocio, a las personas consagradas y a todo el Pueblo de Dios en las visitas pastorales, en los encuentros, en las audiencias, en los viajes, siempre he recibido mucha atención y un afecto profundo. Pero yo también os he querido, a todos y a cada uno de vosotros sin excepción, con la caridad pastoral, que es el corazón de cada pastor, especialmente del Obispo de Roma, del Sucesor del Apóstol Pedro. Todos los días he tenido a cada uno de vosotros en mis oraciones, con el corazón de un padre.

Querría que mi saludo y mi agradecimiento llegase a todos: el corazón de un Papa se extiende al mundo entero. Y me gustaría expresar mi gratitud al Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede, que hace presente la gran familia de las Naciones. Aquí también pienso en todos los que trabajan para una buena comunicación y les doy las gracias por su importante servicio.

Ahora me gustaría dar las gracias de todo corazón a tanta gente de todo el mundo que en las últimas semanas me ha enviado pruebas conmovedoras de atención, amistad y oración. Sí, el Papa nunca está solo, ahora lo experimento de nuevo en un modo tan grande que toca el corazón. El Papa pertenece a todos y tantísimas personas se sienten muy cerca de él. Es cierto que recibo cartas de los grandes del mundo – de los Jefes de Estado, líderes religiosos, representantes del mundo de la cultura, etc.-. Pero también recibo muchas cartas de gente ordinaria que me escribe con sencillez, desde lo más profundo de su corazón y me hacen sentir su cariño, que nace de estar juntos con Cristo Jesús, en la Iglesia. Estas personas no me escriben como se escribe a un príncipe o a un gran personaje que uno no conoce. Me escriben como hermanos y hermanas, hijos e hijas, con un sentido del vínculo familiar muy cariñoso. Así, se puede sentir que es la Iglesia - no es una organización, no es una asociación con fines religiosos o humanitarios, sino un cuerpo vivo, una comunidad de hermanos y hermanas en el Cuerpo de Jesucristo, que nos une a todos. Experimentar la Iglesia de esta manera y casi poder tocar con las manos la fuerza de su verdad y de su amor es una fuente de alegría, en un tiempo en que muchos hablan de su decadencia. Y, sin embargo, vemos como la Iglesia hoy está viva.

En estos últimos meses, he sentido que mis fuerzas han disminuido, y he pedido a Dios con insistencia en la oración que me iluminase con su luz para que me hiciera tomar la decisión más justa no para mi bien, sino para el bien de la Iglesia. He dado este paso con plena conciencia de su gravedad y también de su novedad, pero con una profunda serenidad de ánimo. Amar a la Iglesia significa también tener el valor de tomar decisiones difíciles, sufridas, teniendo siempre delante el bien de la Iglesia y no el de uno mismo.

Permitid que vuelva una vez más al 19 de abril de 2005. La gravedad de la decisión reside precisamente en el hecho de que a partir de aquel momento yo estaba ocupado siempre y para siempre por el Señor. Siempre - quien asume el ministerio petrino ya no tiene ninguna privacidad-. Pertenece siempre y totalmente a todos, a toda la Iglesia. Su vida es, por así decirlo, totalmente carente de la dimensión privada. He podido experimentar, y lo experimento precisamente ahora, que uno recibe la propia vida cuando la da. Dije antes que mucha gente que ama al Señor ama también al Sucesor de San Pedro y le quieren; que el Papa tiene verdaderamente hermanos y hermanas, hijos e hijas en todo el mundo, y que él se siente seguro en el abrazo de su comunión, porque ya no se pertenece a sí mismo, pertenece a todos y todos le pertenecen.

El "siempre" es también un "para siempre" - no existe un volver al privado. Mi decisión de renunciar al ejercicio del ministerio activo, no lo revoca. No regreso a la vida privada, a una vida de viajes, reuniones, recepciones, conferencias, etc. No abandono la cruz, sigo de un nuevo modo junto al Señor Crucificado. No ostento la potestad del oficio para el gobierno de la Iglesia, sino que resto al servicio de la oración, por así decirlo, en el recinto de San Pedro. San Benito, cuyo nombre llevo como Papa, me servirá de gran ejemplo en esto. Él nos mostró el camino a una vida que, activa o pasiva, pertenece totalmente a la obra de Dios.

Doy las gracias a todos y cada uno, también por el respeto y la comprensión con la que habéis acogido esta decisión tan importante. Seguiré acompañando el camino de la Iglesia con la oración y la reflexión, con la dedicación al Señor y a su Esposa, que he tratado de vivir hasta ahora cada día y quisiera vivir siempre. Os pido que os acordéis de mí delante de Dios, y sobre todo que recéis por los Cardenales, llamados a un cometido tan importante, y por el nuevo Sucesor del Apóstol Pedro: el Señor le acompañe con la luz y el poder de su Espíritu.

Invoquemos la intercesión maternal de la Virgen María, Madre de Dios y de la Iglesia para que acompañe a cada uno de nosotros y toda la comunidad eclesial; a Ella nos encomendamos con profunda confianza.

¡Queridos amigos y amigas! Dios guía a su Iglesia, la sostiene siempre, y especialmente en tiempos difíciles. No perdamos nunca esta visión de fe, que es la única verdadera visión del camino de la Iglesia y del mundo. En nuestro corazón, en el corazón de cada uno de vosotros, haya siempre la gozosa certeza de que el Señor está a nuestro lado, no nos abandona, está cerca de nosotros y nos envuelve con su amor. ¡Gracias!

martes, 19 de febrero de 2013

Sínodo de Obispos 2.0


Durante meses hemos oído hablar del Sínodo de Obispos para la Nueva Evangelización y transmisión de la fe que tuvo lugar en la Ciudad del Vaticano el mes de octubre pasado. El Papa Benedicto XVI ha mostrado a lo largo de su pontificado un gran interés por esta cuestión: creó el Pontificio Consejo de Nueva Evangelización, presidió el I Congreso internacional para la promoción de la Nueva Evangelización y convocó el Sínodo de Obispos para la Nueva Evangelización.


Sobre el Sínodo de Obispos y la Nueva Evangelización ya se han dicho muchas cosas. En este mismo blog hemos escrito abundantes entradas; pero ahora comparto con todos este artículo publicado en la revista RAZÓN y FE  titulado Luces y sombras del Sínodo de obispos para la nueva evangelización y transmisión de la fe, para aquellos que le interese este tema y quieran conocer con mayor detalle las propuestas, los desánimos, las esperanzas... de tres semanas de trabajo en el aula sinodal.



Oscar Valado
http://elcientoporuno.blogspot.it/

miércoles, 13 de febrero de 2013

Benedicto XVI. Punto y final.




Así es, el Papa ni abdica, ni dimite. Renuncia. ¿Y esto es posible? Pues sí, aunque es algo a lo que los pontífices no nos tienen acostumbrados. Según el canon 332 / 2 del Código de Derecho Canónico: "Si el Romano Pontífice renunciase a su oficio, se requiere para la validez que la renuncia sea libre y se manifieste formalmente, pero no que sea aceptada por nadie". Y así lo ha hecho.

El 28 de febrero a las 20:00, Benedicto XVI dejará tras de sí ocho años de intenso pontificado. En su inicio, en 2005, dijo: “después del gran papa Juan Pablo II, los señores cardenales me han elegido a mí, un simple y humilde trabajador de la viña del Señor”. Creo que estas palabras resumen perfectamente el carácter de Benedicto XVI.

Suceder a Juan Pablo II no sería tarea fácil, sobre todo por la presión mediática a la que se le sometería en los primeros meses de su pontificado. Se dijeron verdaderas aberraciones, por supuesto, todas infundadas. Lejos del “inquisidor” que nos habían querido vender, nos hemos encontrado con un rostro amable, sonriente, esforzado… me atrevería a decir, incluso, entrañable. Preocupado por los problemas del mundo, por las necesidades de los que sufren, mediador de la paz y, sobre todo, un pastor y un maestro. Aunque más allá de impresiones personales por la simpatía que puede despertar en mí la figura de Benedicto XVI cabe destacar cuestiones más objetivas.

A modo de anécdota, es el primer Papa que retira la tiara de su escudo pontificio, ¿casualidad? No, humildad (así se presentó en su inicio). Ha escrito abundante magisterio del cual cabe destacar sus tres encíclicas:Deus caritas est (2005), la cual está lejos de presentar la doctrina de un papa “inquisidor”, comienza diciendo que “Dios es amor”; Spe salvi(2007)sorprendió a todos por su contenido esperanzador incluso en los momentos en los que la fe parece desaparecer;  Caritas in veritate (2009), en la que retoma el “amor” pero esta vez como fuerza extraordinaria que mueve a las personas a comprometerse con valentía y generosidad en la justicia y en la paz. (todas ellas de recomendable lectura).

No podemos olvidar que Benedicto XVI visitó España en tres ocasiones: Valencia, en el Encuentro Mundial de la Familias (2006); Santiago de Compostela con motivo del Año Santo y Barcelona para la consagración de la basílica de la Sagrada Familia (2010) y, finalmente, a Madrid para presidir la Jornada Mundial de la Juventud (2011). También en 2011, pero ya en el Vaticano, canonizó a su predecesor, Juan Pablo II,  en una multitudinaria ceremonia en la plaza de San Pedro.

Aunque no todo ha sido “vino y rosas”. Benedicto XVI ha tenido que enfrentarse a problemas tan serios como la pederastia. En esta ocasión, como en tantas otras, algunos medios buscaron noticia donde no la había. Y prefirieron meter el dedo en la llaga antes que escuchar ver cómo se estaba respondiendo al problema. Y la respuesta fue: tolerancia cero: “las víctimas deben ser la preocupación principal de la comunidad cristiana, y debe ir de la mano de una profunda renovación de la Iglesia a todos los niveles”. A todo esto se le suman las últimas andanzas de su entorno: la cuestión de Paoleto, de Vatileaks, también han mermado la salud y las fuerzas de Benedicto XVI.

El mismo Papa que fue tachado de “conservador” sería el que buscase sin cesar, una y otra vez, la unidad con pluralidad. La aprobación del rito extraordinario de celebrar la misa suscitó muchísimas polémicas, pero fue un “tender la mano” a la Fraternidad de San Pío X. La creación del Ordinariato anglocatólica ha sido acoger con los brazos abiertos en el seno de la Iglesia Católica a miles de sacerdotes anglicanos.  Tampoco podemos olvidar su impulso al diálogo ecuménico, o su interés por la paz en los Encuentros interreligiosos por la paz en Asís, pero claro, esto nunca es noticia. Así es Benedicto XVI, un simple y humilde trabajador que no espera que le reconozcan nada.

Por último, y no por eso menos importante, ha sido un papa creativo. Las nuevas tecnologías han sido una de las grandes novedades de su pontificado. Hemos visto imágenes de él con un iPad, o en Twitter… quizás parezca anecdótico, pero en definitiva, ha sido una muestra más de que pese a su edad buscaba hacerse presente entre los más jóvenes. A esta creatividad se le suma su interés por la nueva evangelización y su deseo por hacer llegar a todos los hombres y mujeres la Buena Noticia, Jesucristo.

Un pontificado bueno, muy bueno. Llegó con humildad y se fue con humildad. Eso sí, dejando un legado del que nos seguiremos nutriendo durante años.

 Oscar Valado
Roma,  13 de febrero de 2013

martes, 12 de febrero de 2013

La Tienda del Encuentro, este viernes a las 9 de la noche.

Una vez disfrutado el tiempo de Navidad y Carnaval y con la llegada de la Cuaresma, reanudamos la Tienda del Encuentro. Os esperamos allí!!!  En la Parroquia Santa María la Mayor del Rosario de San Sadurniño. El viernes 15 de Febrero. A las 9 de la noche.

Ánimo con la vuelta a la "rutina"!

El Papa renuncia


Según el canon 332 / 2 del Código de Derecho Canónico: "Si el Romano Pontífice renunciase a su oficio, se requiere para la validez que la renuncia sea libre y se manifieste formalmente, pero no que sea aceptada por nadie". Y así lo ha anunciado:

Queridísimos hermanos,

Os he convocado a este Consistorio, no sólo para las tres causas de canonización, sino también para comunicaros una decisión de gran importancia para la vida de la Iglesia. Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino.

Soy muy consciente de que este ministerio, por su naturaleza espiritual, debe ser llevado a cabo no únicamente con obras y palabras, sino también y en no menor grado sufriendo y rezando. Sin embargo, en el mundo de hoy, sujeto a rápidas transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida de la fe, para gobernar la barca de san Pedro y anunciar el Evangelio, es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu, vigor que, en los últimos meses, ha disminuido en mí de tal forma que he de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado.

Por esto, siendo muy consciente de la seriedad de este acto, con plena libertad, declaro que renuncio al ministerio de Obispo de Roma, Sucesor de San Pedro, que me fue confiado por medio de los Cardenales el 19 de abril de 2005, de forma que, desde el 28 de febrero de 2013, a las 20.00 horas, la sede de Roma, la sede de San Pedro, quedará vacante y deberá ser convocado, por medio de quien tiene competencias, el cónclave para la elección del nuevo Sumo Pontífice. 

Queridísimos hermanos, os doy las gracias de corazón por todo el amor y el trabajo con que habéis llevado junto a mí el peso de mi ministerio, y pido perdón por todos mis defectos. Ahora, confiamos la Iglesia al cuidado de su Sumo Pastor, Nuestro Señor Jesucristo, y suplicamos a María, su Santa Madre, que asista con su materna bondad a los Padres Cardenales al elegir el nuevo Sumo Pontífice. Por lo que a mi respecta, también en el futuro, quisiera servir de todo corazón a la Santa Iglesia de Dios con una vida dedicada a la plegaria.

Obviamente, la falta de precedentes próximos de una "renuncia papal" ha provocado un revuelo nunca visto. Hace ocho años vivimos la elección de un pontífice (el actual Benedicto XVI) más mediática de la historia. En esta ocasión, las redes sociales: WhatsApp, Twitter, Facebook... han sido clave. Yo mismo me enteré por un WhatsApp, y como yo... millones de personas. En menos de una hora las inmediaciones de San Pedro eran un hervidero de medios de comunicación de todo el mundo: unidades móviles, cámaras, platós improvisados, reporteros, etc.

Pero tampoco debería ser algo completamente novedoso porque la declaración del Papa es coherente con lo que había declarado en el libro entrevista Luz del mundo de Peter Seewald, en el que hay dos preguntas precisas que se refieren a la hipótesis de la dimisión.

El 28 de febrero a las 20:00 comenzará el proceso de elección del nuevo pontífice porque la Sede estará vacante.
Oscar Valado 
Roma, 11 de febrero de 2013

lunes, 11 de febrero de 2013

El Papa Benedicto XVI abre una nueva etapa.



Queridísimos hermanos, os he convocado a este consistorio no solo para las tres canonizaciones, sino también para comunicaros una decisión de gran importancia para la vida de la Iglesia. Después de haber examinado repetidamente mi conciencia delante de Dios, he llegado a la certeza de que mis fuerzas, por la edad avanzada, no son ya las necesarias para ejercitar de modo adecuado el ministerio petrino. Soy bien consciente de que este ministerio, por su esencia espiritual, debe ser realizado no solo con las obras y las palabras, sino también sufriendo y rezando. Todavía, en el mundo de hoy, sujeto a rápidos cambios y agitado por cuestiones de gran importancia para la vida de la fe, para gobernar la barca de San Pedro y anunciar el evangelio es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del alma. Vigor que en los últimos meses me ha disminuido en modo tal que debo reconocer mi incapacidad para administrar bien el ministerio a mí confiado. Por esto, bien sabedor de la gravedad de este acto, con plena libertad, declaro renunciar al ministerio de Obispo de Roma, sucesor de San Pedro, confiado a mí por mano de los cardenales el 19 de abril del 2005. De modo que, desde el 28 de febrero del 2013, a las 20 horas, la sede de Roma y la sede de San Pedro quedará vacante y deberá convocarse, por aquellos a quienes compete, el cónclave para la elección del nuevo Sumo Pontífice.

Queridísimos hermanos, os agradezco de todo corazón por todo el amor y el trabajo con el que habéis llevado conmigo el peso de mi ministerio. Y os pido perdón por todos mis defectos. Ahora, confiamos la Santa Iglesia al cuidado del Sumo Pastor, nuestro Señor Jesucristo, e imploramos a su santa Madre María para que asista con su bondad materna a los padres cardenales en la elección del nuevo Sumo Pontífice. En cuanto me corresponde, también en el futuro querré servir con todo mi corazón, con una vida dedicada a la oración, a la Santa Iglesia de Dios.

miércoles, 6 de febrero de 2013

Manos Unidas: CAMPAÑA CONTRA EL HAMBRE


Campaña 54: No hay justicia sin igualdad

La Campaña de este año, centrada en la promoción de la igualdad entre los sexos y la autonomía de la mujer, se celebra con el lema: “No hay justicia sin igualdad”. La causa de la justicia nos apremia. Sólo el reconocimiento de la igual dignidad del hombre y la mujer nos permitirá construir un mundo más justo y el pleno desarrollo de todos.

Manos Unidas quiere ser una llamada a la conciencia de la sociedad para que colabore en la defensa del desarrollo integral de cada persona y de todos sus derechos, gravemente conculcados en un mundo donde muchas mujeres son víctimas de la violencia, son objeto de explotación económica, carecen de libertad, de capacidad para tomar las mismas decisiones que el hombre o de ser titular de los mismos bienes. En esta situación, la educación juega un papel clave para acabar con las desigualdades. No podemos olvidar que dos terceras partes de las personas analfabetas del mundo son mujeres, lo cual les impide afrontar su vida en pie de igualdad con los hombres.