miércoles, 30 de septiembre de 2009

Evitar abortos ha sido, es y será una cuestión de educación. Nos espera a todos una hermosa tarea.


Cuando la ley olvida las exigencias del amor…


El amor tiene leyes que la ley no debe anular. Una madre sabe que es una con su hijo y que es distinta de su hijo, sabe que el amor transforma lo personal en compartido, sabe que no podrá olvidar al hijo sin olvidar la propia carne, sabe que no podrá abandonarlo sin perderse a sí misma, sabe que no podrá despreciarlo sin herir la propia dignidad.


Lo que el amor une, sólo el amor reclamará a su tiempo separarlo para hacer posible la vida.


Cuando la ley olvida las exigencias del amor, no esperes que el fruto de la ley sea la justicia, teme más bien que será la muerte. ¡Las madres lo saben! ¡Las gentes de las fronteras también!


+ Fr. Santiago Agrelo

Arzobispo de Tánger

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