martes, 11 de marzo de 2008

Escrito do noso Bispo


¿Qué representan los Santos Lugares para nosotros?


Muy queridos diocesanos:


Los católicos que viven en Tierra Santa son muy pocos. Y cada vez menos. Hoy día en Belén, bajo el dominio de la Autoridad Palestina, el 80% de sus habitantes son musulmanes. Por otra parte, la falta de trabajo y, sobre todo, la ausencia de una paz estable hacen que los antiguos problemas se agudicen y se creen otros nuevos. “¡Considero mi deber -decía el Papa Benedicto XVI desde Asís en 2007- dirigir desde aquí una dolorida y apremiante exhortación para que cesen todos los conflictos armados que ensangrientan la tierra, callen las armas y en todas partes el odio deje paso al amor, la ofensa al perdón, y la discordia a la unión! (…) Nuestro pensamiento va particularmente a la Tierra Santa, tan amada por San Francisco, a Irak, al Líbano, a todo el Oriente Medio”.


Esos hermanos nuestros necesitan de nosotros una atención prioritaria. Porque nosotros necesitamos del ‘carisma vivo de los orígenes’ y de la singular vocación ecuménica e interreligiosa de que ellos son portadores.


En este contexto, la colecta del Viernes Santo asume un relieve especial. Es un día muy significativo para dar testimonio de la común pertenencia a la Tierra que en el fluir de la historia permanece como ‘silencioso testigo de la vida terrena del Salvador’ (Benedicto XVI). Mostremos nuestra solidaridad siendo generosos.


Pero también hay otra manera de ayudar a los cristianos en Tierra Santa: «La peregrinación –advierte el Delegado Apostólico en Jerusalén arzobispo Pietro Sambi- es la manera más completa para ayudar a los cristianos de aquí, a la Iglesia madre de Jerusalén y de Tierra santa». Y añade dos motivos: «En primer lugar, es una ayuda espiritual, psicológica, humana. Los cristianos de aquí miran a los peregrinos mucho más que éstos a aquellos, y esta presencia de los peregrinos les hace decir, aquí somos pocos, pero mira, cuantos hermanos y hermanas de muchas partes del mundo vienen aquí, todos somos parte de una gran familia, la familia de los discípulos de Cristo. Es una ayuda moral, humana, de primera categoría». Y en segundo lugar: «Junto a eso está también la ayuda material, porque la mayoría de los cristianos de Tierra Santa se han especializado en el servicio a los peregrinos: transporte, guías, hoteles, restaurantes, tiendas de recuerdos etc. Y cuando hay peregrinos hay también una ayuda a las familias cristianas de aquí».


Me consta que algunas parroquias de la diócesis de Mondoñedo-Ferrol han organizado con mucho aprovechamiento espiritual peregrinaciones a Tierra Santa no hace mucho tiempo.


También a mí me gustaría peregrinar a las tierras que pisó Jesús para dar ánimos a los hermanos en la fe que allí viven acompañado de un grupo numeroso de fieles en peregrinación diocesana. ¿Será esto posible no tardando mucho?.


Termino pidiendo con palabras del Papa actual: “La Santa Madre de Dios sostenga nuestra invocación y avive la certeza de que también hoy el Señor puede desarmar los corazones, las voluntades y las manos, y convertirnos en auténticos instrumentos de su paz”.


Manuel Sánchez Monge, Obispo de Mondodeñedo - Ferrol

11 de Marzo de 2008

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