jueves, 27 de diciembre de 2007


Día da Familia

30 de Nadal de 2007


Con motivo do Día da Familia, o noso Bispo Manuel presenta o escrito "Ciudadanos del cielo con los pies en la tierra", onde invita a todas as familias da Diócesis a contemplar o misterio de Deus e a fortalecer a sua identidade cristiá.



Ciudadanos del cielo con los pies en la tierra

El lema para el Día de la Familia 2007 es el siguiente: «Nuestra ciudadanía está en el cielo» (Flp 3, 20). Estas palabras de san Pablo nos invitan a considerar que, también como familias cristianas, estamos de camino en la tierra hacia nuestra patria definitiva. Somos hijos de Dios y ciudadanos del cielo. Queremos así fortalecer a las familias cristianas, recordándoles su grandeza y dignidad. Lo hacemos con unas hermosas palabras de S. León Magno: «Cristiano, reconoce tu dignidad. Puesto que ahora participas de la naturaleza divina, no degeneres volviendo a la bajeza de tu vida pasada. Recuerda a qué Cabeza perteneces y de qué Cuerpo eres miembro. Acuérdate de que has sido arrancado del poder de las tinieblas para ser trasladado a la luz del Reino de Dios».

Siendo ciudadanos del cielo, vivimos con los pies en la tierra. Por eso somos conscientes de que vivimos inmersos en una sociedad compleja, donde no falta la propuesta de una cultura laica que quiere organizar la vida social y familiar como si Dios no existiera. Se proponen modelos alternativos a la familia cristiana dándoles el mismo valor e idéntica consistencia. Se sugiere de mil modos que los hombres y mujeres de nuestro tiempo pueden construir su convivencia familiar como quieran, deconstruirla y reconstruirla cuando les apetezca. Todo esto acarrea un rechazo o un debilitamiento de la identidad cristiana de nuestras familias.

Dos rasgos que constituyen su identidad

El primero es la integración de fe y vida. La fe no puede reducirse a una experiencia privada, extraña por tanto a la vida familiar. La fe debe penetrar en la vida de cada uno y en la vida de la familia, manifestándose por consiguiente en todas las dimensiones de la existencia. Los padres cristianos deberán dar ejemplo a sus hijos, en el testimonio de una vida inspirada en el Evangelio y alimentada en los sacramentos, muy especialmente en la Eucaristía dominical.

El segundo rasgo que queremos destacar es la inserción en la comunidad eclesial. No hay familia cristiana al margen de la Iglesia. Para esta integración es fundamental el desarrollo de la pastoral familiar, de modo que nuestras comunidades parroquiales sean cada vez más una «familia de familias cristianas».

Solamente una familia cristiana con una identidad fuerte será capaz, en estos tiempos difíciles, de transmitir la fe y de ser, ante los hombres, signo luminoso de la verdad, la bondad y la belleza del matrimonio y de la familia.

Algunos retos actuales

Los padres cristianos están llamados a educar a sus hijos como ciudadanos del cielo y miembros solidarios de la familia terrena. Además de transmitirles valores como el sacrificio, la renuncia, el dominio propio y el respeto, sin los cuales la convivencia familiar y social se deteriora gravemente, les educarán en la fe para que vivan con la alegría y la libertad de los hijos de Dios sintiéndose hermanos de todos los hombres.

En estos días de Navidad, tan familiares y por eso tan entrañables, invito a las familias cristianas de la Diócesis a contemplar el misterio del Dios hecho hombre, a fortalecer su identidad cristiana y a vivir con gozo la vida terrena aspirando a los bienes del cielo (Col 3, 1-2).

Que el Señor bendiga a todos en esta Navidad.

+Manuel Sánchez Monge, Obispo de Mondoñedo-Ferrol

21 de diciembre de 2007

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