viernes, 12 de septiembre de 2008

La HORA de la SOLIDARIDAD, por José Ramón Amor Pan


Al igual que la esclavitud, el apartheid o las guerras, la pobreza no es un estado natural, por mucho que Malthus se esforzase en demostrar lo contrario en su célebre ensayo sobre la población en el que, entre otras píldoras parecidas, podemos leer: «En realidad, ningún tipo de contribución por parte de los ricos, particularmente en dinero, puede evitar de forma prolongada la recurrente miseria de las clases inferiores de la sociedad. Grandes cambios pudieran, sin embargo, ocurrir. Los ricos pueden convertirse en pobres y algunos de los pobres en ricos, pero sobre una parte de la sociedad deben necesariamente recaer las dificultades de la vida, y estas recaen, por ley natural, sobre sus miembros menos afortunados». La pobreza es obra del ser humano y puede ser superada y erradicada por la acción solidaria y coordinada de los seres humanos.

Viene esto a colación por las terribles consecuencias que la temporada de huracanes está teniendo en el Caribe. Impresionan las imágenes que nos llegan de Haití y la cifra de más de 600 muertos. Y lo que se cuenta de Cuba, terrible, doloroso. Para quien esto escribe, que ha tenido ocasión de caminar por las calles de La Habana Vieja y Centro, por esas calles que suelen permanecer ajenas a las miradas del turista, y entrar en las casas y hablar con sus moradores, no causa sorpresa alguna que el huracán Ike , a pesar de haber bajado su intensidad, haya causado tantos destrozos materiales y dejado a la intemperie a miles de cubanos. Duele el alma. La acción conjunta y solidaria no es una alternativa, es una obligación.

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