Evangelio del Domingo por Odres Nuevos
Domingo 3º de Pascua – Ciclo B
Domingo 22 de Abril de 2012
“abre nuestro entendimiento para comprender tu palabra“
Lectura del santo evangelio según san Lucas (24,35-48):
En aquel tiempo, contaban los discípulos
lo que les había pasado por el camino y cómo habían reconocido a Jesús
al partir el pan.
Estaban hablando de estas cosas, cuando se presenta Jesús en medio de ellos y les dice: «Paz a vosotros.»
Llenos de miedo por la sorpresa, creían ver un fantasma.
Él les dijo: «¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro interior? Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un fantasma no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo.»
Dicho esto, les mostró las manos y los pies.
Y como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo: «¿Tenéis ahí algo que comer?»
Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos.
Y les dijo: «Esto es lo que os decía mientras estaba con vosotros: que todo lo escrito en la ley de Moisés y en los profetas y salmos acerca de mí tenía que cumplirse.»
Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras.
Y añadió: «Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día, y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto.»
Palabra del SeñorEstaban hablando de estas cosas, cuando se presenta Jesús en medio de ellos y les dice: «Paz a vosotros.»
Llenos de miedo por la sorpresa, creían ver un fantasma.
Él les dijo: «¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro interior? Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un fantasma no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo.»
Dicho esto, les mostró las manos y los pies.
Y como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo: «¿Tenéis ahí algo que comer?»
Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos.
Y les dijo: «Esto es lo que os decía mientras estaba con vosotros: que todo lo escrito en la ley de Moisés y en los profetas y salmos acerca de mí tenía que cumplirse.»
Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras.
Y añadió: «Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día, y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto.»
-
.
Evangelio Comentado por:
José Antonio Pagola
Lucas (24,35-48)
José Antonio Pagola
Lucas (24,35-48)
.
TESTIGOS
Lucas describe el encuentro del
Resucitado con sus discípulos como una experiencia fundante. El deseo de
Jesús es claro. Su tarea no ha terminado en la cruz. Resucitado por
Dios después de su ejecución, toma contacto con los suyos para poner en
marcha un movimiento de “testigos” capaces de contagiar a todos los
pueblos su Buena Noticia: “Vosotros sois mis testigos”.
No es fácil convertir en testigos a
aquellos hombres hundidos en el desconcierto y el miedo. A lo largo de
toda la escena, los discípulos permanecen callados, en silencio total.
El narrador solo describe su mundo interior: están llenos de terror;
solo sienten turbación e incredulidad; todo aquello les parece demasiado
hermoso para ser verdad.
Es Jesús quien va a regenerar su fe. Lo
más importante es que no se sientan solos. Lo han de sentir lleno de
vida en medio de ellos. Estas son las primeras palabras que han de
escuchar del Resucitado: “Paz a vosotros… ¿Por qué surgen dudas en vuestro interior?”.
Cuando olvidamos la presencia viva de
Jesús en medio de nosotros; cuando lo hacemos opaco e invisible con
nuestros protagonismos y conflictos; cuando la tristeza nos impide
sentir todo menos su paz; cuando nos contagiamos unos a otros pesimismo e
incredulidad… estamos pecando contra el Resucitado. No es posible una
Iglesia de testigos.
Para despertar su fe, Jesús no les pide
que miren su rostro, sino sus manos y sus pies. Que vean sus heridas de
crucificado. Que tengan siempre ante sus ojos su amor entregado hasta la
muerte. No es un fantasma: “Soy yo en persona”. El mismo que han conocido y amado por los caminos de Galilea.
Siempre que pretendemos fundamentar la fe
en el Resucitado con nuestras elucubraciones, lo convertimos en un
fantasma. Para encontrarnos con él, hemos de recorrer el relato de los
evangelios: descubrir esas manos que bendecían a los enfermos y
acariciaban a los niños, esos pies cansados de caminar al encuentro de
los más olvidados; descubrir sus heridas y su pasión. Es ese Jesús el
que ahora vive resucitado por el Padre.
A pesar de verlos llenos de miedo y de
dudas, Jesús confía en sus discípulos. Él mismo les enviará el Espíritu
que los sostendrá. Por eso les encomienda que prolonguen su presencia en
el mundo: “Vosotros sois testigos de esto”. No han de enseñar
doctrinas sublimes, sino contagiar su experiencia. No han de predicar
grandes teorías sobre Cristo sino irradiar su Espíritu. Han de hacerlo
creíble con la vida, no solo con palabras. Este es siempre el verdadero
problema de la Iglesia: la falta de testigos.
__________________Primera Lectura
Salmo
Segunda Lectura
__________________
Si quieres utilizar los dibujos de Patxi Velasco para Catequesis, Carteles, etc…, puedes descargarlos aquí:
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario